El pop nórdico de Peter, Bjorn & John encandila en el Wintercase
Impresionante. Así estuvo el trío sueco Peter, Bjorn & John en la penúltima entrega del Wintercase 2006 en Valencia, con su mezcla de pop melódico, experimentación y tímidas incursiones electrónicas trufadas de influencias que van desde los elegantes sesenta hasta los recurrentes ochenta en un directo arrebatador.
En la jornada más pop de este festival itinerante, el trío de Estocolmo se metió en el bolsillo a buena parte del público que hasta entonces los conocía únicamente por ser los autores de “la canción del silbidito” (Young Floks), pues su tercer trabajo es una auténtica joya del pop que merece estar sin duda entre los mejores álbumes del año.
A pesar de que ya tenían dos discos publicados, “Peter, Bjorn & John” (2002) y “Falling Out” (2004), ha sido el lanzamiento de su tercer trabajo, “Writer’s Block” el que les ha reportado el reconocimiento internacional de crítica y público.
El trío formado por Peter Morén (voz y guitarra), Bjorn Yttling (bajo y teclados) y John Ericsson (batería) se desenvuelve con elegancia y acierto en un directo que, no sólo colma las expectativas generadas por el ecléctico “Writer’s Block”, sino que las supera con creces.
La impresionante “Let’s Call It Off” fue su carta de presentación ante el público que esperaba ansioso su aparición sobre el escenario, que se produjo un par de horas después de lo previsto por el retraso acumulado en la única jornada del festival en la que estaba prevista la actuación de tres grupos en lugar de dos.
Le siguieron joyas como “Start To Melt”, “Chills” y, sobre todo, la preciosa “Paris 2004”, que les valió ser ovacionados por el público.
La implicación del público con la banda fue en aumento gracias a su espectáculo, efectivo y sin estridencias, y a su exquisito repertorio, que sonó impecable, quizás gracias, entre otras cosas, a la condición de productor musical de Bjorn.
Una cautivadora versión a capella de “Amsterdam” preparó el camino a la esperada “Young Floks” cuya interpretación, lejos de defraudar, desató la euforia de un público que a esas alturas ya estaba totalmente entregado a la banda.
A la canción del silbidito le siguió “Objects of my Aflection” y la espectacular “Up Against de Wall”, en la que la formación de Estocolmo echó el resto, con un enajenado Peter frotando las cuerdas de su guitarra contra los bafles o golpeándose con ella en la cabeza.
Fue el cierre a un recital en el que Peter, Bjorn & John aprovecharon el escaparate del Wintercase para ampliar su nómina de fans, se desenvolvieron con soltura en el directo y, sobre todo, demostraron que detrás de los autores de la canción del silbidito se esconde una de las mejores bandas del panorama indie internacional.
Tras ellos, llegó la actuación del plato fuerte de la noche: The Magic Numbers y su despliegue de pop festivo y buenrollero.
He de confesar que hasta ese momento apenas había escuchado nada de estos londinenses, excepción hecha de temas como “Forever Lost” o “Mornings Eleven” que, si bien me habían gustado (sobre todo el primero), no fueron suficientes (no sé muy bien por qué) para que decidiera prestarles la atención que sin duda se merecen.
Sin embargo, tras verles actuar en directo, las parejas de hermanos formadas por Angela (melódica) y Sean Gannon (batería) y por Michele (bajo) y Romeo Stodart (voz y guitarra) han ganado, al menos, un nuevo fan para su causa.
Los que para algunos están llamados a ser los sucesores de “The Mamma’s & The Papa’s” ofrecieron un repertorio de 14 temas (11+3) que evolucionó desde el pop de influencias setenteras hasta el folk o incluso el country.
Su precioso setlist, sus continuos guiños a un público entregado y la temprana interpretación de temas tan preciosos como “Forever Lost” o “I See You You See Me” impregnaron la sala de una atmósfera de felicidad y alegría.
El respetable no cesó de corear, uno tras otro y con una enorme sonrisa en los labios, los himnos de melodías dulces de una banda, que, a pesar de su corta carrera, se abre un hueco entre lo más granado del pop internacional.
Temas como “Take a Chance” o “Let Somebody In” mantuvieron viva la llama hippie “flower-power” de la noche hasta que pusieron el cierre con la energética “Love Me Like You”.
Tras un breve receso la formación volvió al escenario para regalar un bis de tres temas en el que sobresalieron “Morning Eleven” y sobre todo, “The Beard”, con la que nos trasladaron a un viejo “saloon” de folk en la América más profunda.
Como teloneros de los teloneros actuaron los desconocidos y jovencísimos Goodbooks a quienes hay que reconocerles que su rock bailable al estilo “The Killer’s” o “New Order” sonó bastante bien.
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